tratar la demencia
Muchas culturas consideran el ejercicio físico como “la fuente de la juventud” por sus innumerables beneficios sobre la salud y especialmente por retrasar el envejecimiento de nuestro cuerpo.
Los investigadores en neurofisiología han comprobado que el ejercicio físico no sólo disminuye el riesgo de demencia en personas que no la padecen, sino que además tiene beneficios para los pacientes que ya sufren de demencia.
Las últimas investigaciones clínicas sugieren que la terapia con ejercicios es una opción de tratamiento prometedora para abordar los síntomas cognitivos y físicos de la demencia, así como también para mejorar la calidad de vida en general.
¿Por qué el ejercicio físico es bueno para tratar la demencia?
Un estudio de 2017 de la Universidad de Texas probó que los adultos mayores en buena condición física tenían más sustancia blanca en sus cerebros que los que no hacían ejercicio. La sustancia blanca forma la zona más profunda del cerebro y es la encargada de transmitir la información con velocidad y eficiencia a otros puntos del cerebro.
La disminución de la materia blanca en este estudio se asoció con falta de memoria, falla para tomar decisiones y errores para desempeñar tareas simples.
Esta diferencia en la estructura cerebral se observó en los pacientes que hacían ejercicio cardiovascular y se midió su estado cardíaco y pulmonar. A mejor estado físico, mejor estado cerebral.
No está claro el mecanismo biológico por el que aumenta la sustancia gris, pero se cree que el ejercicio cardiovascular, al lograr que mayor cantidad de oxígeno llegue al cerebro, mantiene estas células vivas y retrasa el deterioro en las personas que ya tienen demencia.
También hay otros factores propios de la rutina de ejercicios elegida que mejoran y activan el cerebro al enseñar movimientos nuevos, recordarlos para repetirlos, por coordinar movimientos de brazos y piernas, etc.
Para aprovechar al máximo la influencia del ejercicio cardiovascular en la prevención de deterioro cerebral hay muchas actividades que pueden realizarse, como caminar, nadar etc. Pero si se trata de diseñar una rutina para una clase personal o colectiva, lo ideal sería que contengan los siguientes elementos.
Cómo diseñar una rutina de ejercicios para pacientes con alzhéimer o demencia:
Aunque los ejercicios pueden realizarse con solo una persona, para tratar la demencia, si es un grupo se obtendrán beneficios extras.
-Incluya repeticiones con una variante: las clases deben seguir la misma rutina de ejercicios y eventos (introducción – calentamiento –ejercicios- relajamiento). Al familiarizarse con la rutina, el paciente activa las zonas cerebrales de aprendizaje y memoria. Los ejercicios en sí pueden repetirse varias veces y luego variarlos para no aburrirse y lograr aprender algo nuevo. Puede incluir ejercicios de yoga, estiramiento, aeróbicos, etc.
-Incluya movimientos útiles: al ejercitarse puede incluir movimientos rutinarios como sentarse, levantarse, alzar los brazos sobre la cabeza como para vestirse, etc. Puede hacerlos más complejos a medida que el paciente progresa.
-Ritmo lento e instrucciones paso a paso: mostrar el ejercicio paso a paso hará que sea más fácil aprenderlo y concentrarse en otros aspectos de la gimnasia como el equilibro y la fuerza muscular. Recuerde que está trabajando en tratar la demencia de personas mayores que requieren un ritmo muy lento.
-Hincapié en las necesidades personales: pregunte sobre las dificultades propias de cada paciente, por ejemplo, si no puede ponerse los zapatos, agacharse, etc.
-Interacción social: incluya en los ejercicios movimientos de dos personas o en grupo, por ejemplo, tocándose las manos o moviéndose en círculos. Observar otros rostros o cuerpos de personas de similar edad es un gran estimulante para superar la depresión propia de la demencia.
-Promueva emociones positivas: con este mismo fin, permita que el paciente se exprese, haga lo que quiere y cuide que el ambiente sea agradable.
-Incluya ejercicios acuáticos: si es posible, algunas clases realícelas en la piscina. Las articulaciones se alivian muchísimo en el agua, ejercitarse es más fácil y emocionalmente tiene un impacto muy positivo.
-Cuidado con la seguridad del espacio: los ejercicios deben realizarse en un lugar donde el piso no sea resbaladizo, no haya alfombras que se puedan deslizar y la iluminación debe ser muy buena. Si hay dificultades de equilibrio, una barra en la pared sería lo ideal para ejercitarse.
Y lo más importante: para tener continuidad en tratar la demencia seleccione actividades que el paciente disfrute, como caminar, bailar, nadar, aerobic acuático, yoga, Thai Chi, etc.
Fuentes:
-Annals of Medicine, 2006 “El ejercicio se asocia con una reducción del riesgo de demencia”
-J.Nutr Health Aging: “Tratamiento con ejercicios en demencia y deterioro cognitivo”
– Wikipedia: Sustancia blanca
– Universidad de Texas, 2017 “Ejercicios cardiorrespiratorios y sustancia blanca en el cerebro”