La presión arterial es la fuerza (o presión) que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias mientras circula por ellas por el impulso del bombeo del corazón.
Esta presión sanguínea es variable, sube y baja todo el tiempo, de acuerdo a lo que la persona esté haciendo y la respuesta del corazón. Por ejemplo, si está corriendo el corazón bombeará más sangre porque los músculos la necesitan. Entonces el torrente sanguíneo aplicará más presión sobre las paredes de las arterias. Lo contrario ocurre si la persona está en reposo.
El cuerpo humano tiene la capacidad de regular la presión sanguínea y volver a sus valores normales. Cuando la presión arterial es persistentemente alta, aun cuando ya no se realiza esfuerzo físico, se dice que la persona sufre de Hipertensión Arterial.
Valores normales de presión arterial:
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio, y se escribe “mmHg”. Al medirla, se toman en cuenta dos valores:
Presión sistólica: la presión de la sangre cuando el corazón late para bombear la sangre hacia fuera. Comúnmente se le llama “Máxima”.
Presión diastólica: la presión de la sangre cuando el corazón descansa entre los latidos. Es conocida como “Mínima”
Por ejemplo si el médico informa que un paciente tiene 150 / 90 mmHg, significa que tiene 150 mmHg de presión sistólica y 90 mmHg de presión diastólica.
Se considera que una presión arterial igual o por debajo de 130/80 mmHg es una presión normal.
Aproximadamente un 30 o 40% de la población tiene Hipertensión Arterial, pero la mayoría no lo sabe. La única forma de saber si uno tiene la presión alta es medirla, y en caso de ser normal, un adulto debería repetir la medición por lo menos una vez al año.
Síntomas y efectos de la Hipertensión Arterial
Contrariamente a la creencia popular, la presión arterial alta usualmente no presenta síntomas y el paciente la padece sin saberlo.
En algunos casos raros, y especialmente cuando la presión sanguínea es muy alta, la persona puede presentar estos síntomas:
Dolor de cabeza persistente, visión doble o borrosa, falta de aliento o agitación constante.
Si presenta alguno de estos síntomas debe concurrir al médico de inmediato.
La presión arterial alta no tratada puede conducir a enfermedades graves, incluyendo accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca e incluso los riñones.
El aumento de la presión que ejerce la sangre en las arterias durante mucho tiempo tiene efectos en los vasos sanguíneos y en el corazón:
– Accidente cerebrovascular o ACV: se rompe un vaso sanguíneo (o se obstruye) y se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro.
– Ataque al corazón: este órgano deja de recibir sangre repentinamente.
– Embolia: se produce cuando una burbuja de aire o un coágulo obstruye el paso de la sangre en un vaso.
– Aneurisma: la pared de un vaso sanguíneo se rompe por no soportar la presión y se produce una hemorragia.
También la hipertensión arterial tiene efectos sobre los riñones: la presión rompe los pequeños vasos sanguíneos que irrigan el riñón. Esto produce una serie de síntomas, como:
Cansancio, piernas, pies y manos hinchados por retención de agua, sangre en la orina, orinar varias veces de noche y/o picazón en la piel.
En los casos graves, puede conducir a insuficiencia renal, con tratamiento por diálisis o trasplante.
Tratamiento de la Hipertensión Arterial
Una vez diagnosticada por mediciones sucesivas, el médico dará distintas indicaciones según cuán alta sea la presión, la edad del paciente y la presencia o no de factores de riesgo (obesidad, fumar, antecedentes familiares, etc.).
La primera medida es un cambio en el estilo de vida, y en la mayoría de los casos, esto permite volver a valores normales en unas pocas semanas. Ese cambio de estilo de vida debería incluir:
-Reducir la ingesta de sal a menos de 6 gr por día, o reemplazarla por una sal baja en sodio
-Mantener una dieta sana baja en grasas
– Aumentar la actividad física: es una de las medidas más importantes para reducir la presión arterial
– Dejar de fumar y/o reducir la ingesta de alcohol
– Beber menos café y otros productos con cafeína, como algunos refrescos.
– Evitar las situaciones estresantes o recurrir a terapias de relajación como yoga o meditación.
La segunda medida que indicará el médico si la anterior no resulta o si la presión arterial es muy alta, es la administración de medicamentos.
En ocasiones se indica una combinación de fármacos para regular la presión sanguínea de forma más eficiente. Algunos tipos de medicamentos que el paciente puede recibir se denominan “bloqueadores alfa, bloqueadores beta, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la angiotensina, diuréticos”. El médico decidirá cuál es el más apropiado para cada caso y si es necesario combinarlos.
Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios que, de presentarse, sugieren un cambio de medicación. Por ejemplo:
-somnolencia
– tos seca
– mareos, desmayos o aturdimiento
– erupción cutánea
-calambres musculares
-hinchazón de tobillos
-la impotencia eréctil
Recuerde que el riesgo de padecer Hipertensión Arterial aumenta a medida que se envejece; que la vida sedentaria, fumar, el alcohol y el sobrepeso agravan los efectos, y que con un cambio de estilo de vida puede lograr efectos sorprendentes.